Agrega un verso a la noche
Infinito más uno
Nada cambia
Hielo azulado y labio eterno
Cristal que amanece en la luz.
Agrega un verso a la noche
Infinito más uno
Nada cambia
Hielo azulado y labio eterno
Cristal que amanece en la luz.
Sereno el velo ladrador de la noche
Gruñido inconsciente que el miedo en ira contamina
Entonces descansa
Miedo de nuevo.
Un lobo cercano festeja con el ganado.
Respiro un drama antiguo
Me muevo por su gravedad
Acunando sus palabras en una cama de granito
Arrullando ladridos
Con el tañido de una lira ya desaparecida.
La luna sufí alzose sobre el horizonte:
¿Cómo puede alguien decir de sí mismo
Que es Dios, en un cuerpo, uno sólo,
Cómo se atreve nadie a proclamar
Lo Incondicionado, lo Eterno, lo Ilimitado,
Desde una personalidad
Que es penosa condición,
Límite afilado y muerte?
¿Y cómo puede alguien decir de sí mismo
Que no es Dios?
¿Qué no es Dios?
Cómo podría nadie proclamar
Cómo se atreve una mente limitada
A hacer juicio sumario sobre el alcance,
De lo que sin límite impulsa en todas partes
Hasta llegar a ser Conciencia?
¿Cómo podría yo no ser Dios,
Cómo podría ser yo algo distinto
a Todo lo demás, a este Amor que me vive y me muere?
Un día se rompe el corazón
Y la Luz desvela su secreto contenido:
Un vino que te cuesta la vida
Y aún así es una ganga,
Cárcel, tortura, ayer muchos pagaron
Burlas, manicomio, desprecio, olvido...
“Oh, Yo, Oh Mi Gloria”
Proclamó el bueno de Bayazid:
“Cuando me miráis, Dios mira,
y cuando me veis, veis a Dios”
Y si no le mirásemos, también,
¿Cómo podríamos ver otra cosa que Dios?
¿Qué otra cosa hay que vea y es visto?
Dos días después, Bayazid Bistami volvió a su conciencia,
A su inconsciencia, a ese estado de separación,
A la oscuridad de la mazmorra del ego,
Desde la que vemos pasar nuestra vida,
Colaborando sensatamente con el Tirano.
Dijo avergonzado:
“La próxima vez que hable así clavadme vuestros cuchillos.
Yo aún estoy en un cuerpo separado
¿Cómo podría ser el Absoluto?”
Los discípulos comenzaron a afilar puñales
Meticulosamente, la razón les guiaba,
Y después los escondieron esperando el momento.
Bajo las capas del orgullo del asceta,
Viven monstruos al acecho hora tras hora.
Uno escapa hacia un cielo de pureza
Cuando el dolor de la vida se hace insoportable
Cuando no hay más excusas y tenemos
Que aceptar lo Divino en todas sus consecuencias.
En carne y sangre, en planta y roca, la Ignorancia
Toma forma persistente y el Amor la deshace.
Volvió a alzarse el sol en el alma de Bistami,
Y fue hasta sus discípulos sobre un carro de fuego
Sobre palabra verdadera e inocente:
“Amigos, ¿cómo pude olvidarlo?
Si es lo único que se dice en todas partes.
¿No lo oís?
Lo dice el desierto y no ha parado
Bajo estas viejas ropas no hay nada
Salvo Dios ¿Por qué lo buscáis en otra parte?”
Con una ferocidad injustificada
Más propia de adversarios que de amigos,
Los discípulos se avalanzaron afilados.
Uno lanzó su cuchilo contra garganta
Y descubrió su propio cuello atravesado,
Y los demás se hirieron a sí mismos sorprendidos.
Bistami los bendecía a todos:
“Me he convertido en un pájaro
cuyo cuerpo es la Unidad”
Siempre me han dicho:
Vive estas cosas y guarda silencio,
Pero, ¿cómo podría ser yo sólo silencio
Cuando la palabra me llena también con infinita nostalgia?
Hoy veo que hay un cinturón de castidad interno que es difícil soltar.
Aquí tienes la llave.
¿Acaso hay diferencia entre
“No hay Dios” y “Yo no soy Dios”?