Cuántas veces crucé los páramos que visitan hoy tus días
Altas llanuras y casa del Lobo de Hielo que mordía y quería
Llevarse mi rodilla a la cueva más oscura
Dejarme por los suelos y hundirme en la Tierra
Sin sujeción alguna disfrutar con mi herida
La que lenta cura o nunca
La que extiende su agonía antes del Alba que se atrasa
Un veneno lento trepando hacia el alma.
Entonces Tú, siempre Tú, ¿Cuántas veces Tú?
Estrella te alzaste benigna en mi ayuda
Ganando mi guerra
Mestizos de identidad divina y Crucificado.
Inmortal quien recuerda sus muertes
Y con su copa golpea en la mesa pidiendo más Vida.
Eterno es quien no nace ni muere
O quien sabe el nacer y el morir fantasmas del Silencio.