Tiñe el otoño el jardín
De bálsamos amarillos nutre
La hierba y el ojo agostado del ave
De mi alma bandera el aire
Que respiro benigno en el pulmón de Septiembre.
Añoro las rotas ternuras que triste negó el verano
Hoy bajo el lienzo gris
En la más pura tormenta
Bebe mi corazón las aguas, suspira los soles.
Tiento un hechizo de oro con la voz del equinocio
Una palabra de amor que nos limpie la memoria
En la que tú y yo, Eterna Niña
Abrimos la Senda
Del Canto Invisible que prende en la Alegría.
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