miércoles, 13 de enero de 2021

Bistami

 

La luna sufí alzose sobre el horizonte:

¿Cómo puede alguien decir de sí mismo

Que es Dios, en un cuerpo, uno sólo,

Cómo se atreve nadie a proclamar

Lo Incondicionado, lo Eterno, lo Ilimitado,

Desde una personalidad

Que es penosa condición,

Límite afilado y muerte?


¿Y cómo puede alguien decir de sí mismo

Que no es Dios?


¿Qué no es Dios?


Cómo podría nadie proclamar

Cómo se atreve una mente limitada

A hacer juicio sumario sobre el alcance,

Sobre la naturaleza radiante

De lo que sin límite impulsa en todas partes

Hasta llegar a ser Conciencia?


¿Cómo podría yo no ser Dios,

Cómo podría ser yo algo distinto

a Todo lo demás, a este Amor que me vive y me muere?


Un día se rompe el corazón

Y la Luz desvela su secreto contenido:

Un vino que te cuesta la vida

Y aún así es una ganga,

Cárcel, tortura, ayer muchos pagaron

Burlas, manicomio, desprecio, olvido...


Oh, Yo, Oh Mi Gloria”

Proclamó el bueno de Bayazid:

Cuando me miráis, Dios mira,

y cuando me veis, veis a Dios”


Y si no le mirásemos, también,

¿Cómo podríamos ver otra cosa que Dios?

¿Qué otra cosa hay que vea y es visto?


Dos días después, Bayazid Bistami volvió a su conciencia,

A su inconsciencia, a ese estado de separación,

A la oscuridad de la mazmorra del ego,

Desde la que vemos pasar nuestra vida,

Colaborando sensatamente con el Tirano.


Dijo avergonzado:

La próxima vez que hable así clavadme vuestros cuchillos.

Yo aún estoy en un cuerpo separado

¿Cómo podría ser el Absoluto?”


Los discípulos comenzaron a afilar puñales

Meticulosamente, la razón les guiaba,

Y después los escondieron esperando el momento.

Bajo las capas del orgullo del asceta,

Viven monstruos al acecho hora tras hora.


Uno escapa hacia un cielo de pureza

Cuando el dolor de la vida se hace insoportable

Cuando no hay más excusas y tenemos

Que aceptar lo Divino en todas sus consecuencias.

En carne y sangre, en planta y roca, la Ignorancia

Toma forma persistente y el Amor la deshace.


Volvió a alzarse el sol en el alma de Bistami,

Y fue hasta sus discípulos sobre un carro de fuego

Sobre palabra verdadera e inocente:

Amigos, ¿cómo pude olvidarlo?

Si es lo único que se dice en todas partes.

¿No lo oís?

Lo dice el desierto y no ha parado

Bajo estas viejas ropas no hay nada

Salvo Dios ¿Por qué lo buscáis en otra parte?”


Con una ferocidad injustificada

Más propia de adversarios que de amigos,

Los discípulos se avalanzaron afilados.

Uno lanzó su cuchilo contra garganta

Y descubrió su propio cuello atravesado,

Y los demás se hirieron a sí mismos sorprendidos.

Bistami los bendecía a todos:

Me he convertido en un pájaro

cuyo cuerpo es la Unidad”


Siempre me han dicho:

Vive estas cosas y guarda silencio,

Pero, ¿cómo podría ser yo sólo silencio

Cuando la palabra me llena también con infinita nostalgia?


Hoy veo que hay un cinturón de castidad interno que es difícil soltar.

Aquí tienes la llave.

¿Acaso hay diferencia entre

No hay Dios” y “Yo no soy Dios”?